DeletedUser
Guest
Tras participar en varios combates por la conquista o en la defensa de los fuertes, he llegado a una conclusión: algo falla, porque la idea es buena, pero la realidad y la práctica la han desvirtuado.
Partamos de la idea: un grupo defiende un fuerte y otro trata de atacarlo. Las murallas y las torres ofrecen bonus de protección a quienes los controlan y los que no los controlan se ven obligados a ganarlos al asalto. Es decir, lo que pasaba en la realidad en los asaltos a las fortalezas: los defensores se encaramaban a los muros y las torres para defender el interior de los fuertes y los atacantes trataban de trepar -con enormes bajas, por cierto- para, una vez en ellos, diezmar a los que hubiese dentro del fuerte aún. Por eso se les llamaba fuertes o fortalezas, porque eran realmente dificiles de vencer aún contando con fuerzas muy superiores.
Valga como ejemplo el sitio de Baler (Filipinas, 1898), donde unos pocos españoles resistieron durante meses el asalto de tropas filipinas muy superiores en número y suministros. A ellos se les conoce como los últimos de Filipinas, pero cada nación tiene sus propios héroes cercados, como los defensores de El Alamo en los EEUU...
Veamos la realidad: los defensores se instalan DENTRO del fuerte, NUNCA en los muros, pues se considera una locura -es cierto, al haber abajo más enemigos es muy dificil aguantar un tiroteo- mientras los atacantes se quedan QUIETOS fuera y NUNCA tratan de escalar los muros.
Para colmo de incongruencias, se inicia un tiroteo entre los de fuera y los de dentro a traves DE LA PUERTA???!!!.
Vamos lo nunca visto en ningún caso de la historia militar: un intercambio de tiros entre dos formaciones a través de una puerta.
Solución: para evitar esto habría que:
- primero: impedir que se pueda establecer un intercambio de tiros entre los de dentro del fuerte, es decir, los que no están en los muros, y los de fuera o dicho de otra manera: cerrar la puerta.
-segundo: multiplicar exponencialemtne los bonus de los que están parapetados en torres y muros para que su posesión sea realmente necesaria para los defensores y deseable para los atacantes.
El combate principal se debe hacer en los muros, nunca dentro del fuerte o fuera, eso solo debe ser la conclusión final. Y menos a través de la puerta.
Partamos de la idea: un grupo defiende un fuerte y otro trata de atacarlo. Las murallas y las torres ofrecen bonus de protección a quienes los controlan y los que no los controlan se ven obligados a ganarlos al asalto. Es decir, lo que pasaba en la realidad en los asaltos a las fortalezas: los defensores se encaramaban a los muros y las torres para defender el interior de los fuertes y los atacantes trataban de trepar -con enormes bajas, por cierto- para, una vez en ellos, diezmar a los que hubiese dentro del fuerte aún. Por eso se les llamaba fuertes o fortalezas, porque eran realmente dificiles de vencer aún contando con fuerzas muy superiores.
Valga como ejemplo el sitio de Baler (Filipinas, 1898), donde unos pocos españoles resistieron durante meses el asalto de tropas filipinas muy superiores en número y suministros. A ellos se les conoce como los últimos de Filipinas, pero cada nación tiene sus propios héroes cercados, como los defensores de El Alamo en los EEUU...
Veamos la realidad: los defensores se instalan DENTRO del fuerte, NUNCA en los muros, pues se considera una locura -es cierto, al haber abajo más enemigos es muy dificil aguantar un tiroteo- mientras los atacantes se quedan QUIETOS fuera y NUNCA tratan de escalar los muros.
Para colmo de incongruencias, se inicia un tiroteo entre los de fuera y los de dentro a traves DE LA PUERTA???!!!.
Vamos lo nunca visto en ningún caso de la historia militar: un intercambio de tiros entre dos formaciones a través de una puerta.
Solución: para evitar esto habría que:
- primero: impedir que se pueda establecer un intercambio de tiros entre los de dentro del fuerte, es decir, los que no están en los muros, y los de fuera o dicho de otra manera: cerrar la puerta.
-segundo: multiplicar exponencialemtne los bonus de los que están parapetados en torres y muros para que su posesión sea realmente necesaria para los defensores y deseable para los atacantes.
El combate principal se debe hacer en los muros, nunca dentro del fuerte o fuera, eso solo debe ser la conclusión final. Y menos a través de la puerta.