Historias en NASHVILLE

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El dentista que se convirtió en un pistolero perseguido por la ley: Doc Holliday

Incluso si no sabes mucho de historia, sin duda habrás oído hablar de Doc Holliday. Es una de las figuras más famosas del salvaje oeste: un dentista y comisario, convertido en forajido, y al que se le recuerda por haber participado en el legendario tiroteo del O.K. Corral. No estaba sólo en sus aventuras, ya que formó equipo con el igualmente célebre Wyatt Earp y sus hermanos. Pero de alguna manera, Holliday ha servido de inspiración para innumerables libros, series de televisión y películas ¿Pero cuántas de estas historias son realmente ciertas?

Creciendo en medio del conflicto​

Su nombre real era John Henry Holliday pero todo el mundo le llamaba Doc. Nació en 1851 en Griffin, Georgia, por lo que se puede decir que le tocaron tiempos difíciles. También a su padre, Henry Burroughs Holliday, que tuvo que luchar en la guerra mexicano-estadounidense y después servir en la Guerra Civil.

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Si algo tenía claro Alice Holliday, su madre, es que no quería que su hijo se viera envuelto en los horrores de las guerras que les rodeaban. Así que cuando las tropas de la Unión amenazaban con invadir su pueblo, la familia se mudó al sur de Georgia. A pesar de los tiempos problemáticos, Holliday era un niño pacífico. Nunca peleaba con sus vecinos o compañeros de clase.

Un estudiante brillante​

Conociendo el camino que tomaría más tarde, sería fácil caer en el error de pensar que Doc Holliday era un niño conflictivo en la escuela. Pero la verdad es muy diferente. De hecho, nació con con un labio leporino que le provocaba un defecto en el habla. Por lo tanto pasaba mucho tiempo en el logopeda y tuvo que someterse a varias cirugías correctivas.
Holliday era, además, un excelente estudiante. En el Instituto de Valdosta aprendió retórica, matemáticas e historia, además de francés, latín y griego antiguo. De ahí fue a la Universidad de Pennsylvania para estudiar cirugía dental, consiguiendo doctorarse en odontología con solo 20 años.

La amenaza de la tuberculosis​

Un joven Doc Holliday conoció la pérdida en 1886 cuando su madre murió de tuberculosis. Siempre tuvo una relación muy cercana con su madre y su muerte le produjo un hondo impacto. Su padre se volvió a casar tres meses después con una mujer llamada Rachel Martin, que tenía solo ocho años más que Doc.

Lamentablemente, esta no fue la única vez que la tuberculosis acechaba a su familia. Tuvo un hermano adoptivo llamado Francisco que falleció a causa de esta enfermedad cuando Doc era todavía un adolescente. Como si de una maldición se tratara, al propio Holliday le diagnosticaron tuberculosis cuando tenía 21 años. Los médicos apenas le daban unos meses de vida.

Odontología vs. Juego​

Doc superó los pronósticos de los médicos, aunque sufría regularmente ataques de tos. Continuó trabajando como dentista y llegó a abrir una consulta en Dallas con un amigo de la familia, el Doctor John Seeger.
En la década de 1870 su consulta comenzó a declinar. Pero Holliday había probado suerte con otra fuente de ingresos: el juego. El joven tenía tanta maña en el juego que se convirtió rápidamente en su principal ocupación. No sin sus adversidades. En 1874, fue arrestado por apostar ilegalmente junto a otras doce personas y fueron expulsados de Dallas.

Comienzan las peleas​

A medida que Doc se implicaba más en el mundo del juego, también comenzó a meterse en peleas. En 1877 le arrestaron por tener un altercado con otro jugador, Henry Kahn, donde no faltó el derramamiento de sangre.

Tras ser liberado, Kahn buscó a Holliday y le disparó. Le hirió severamente y el periódico de Dallas llegó a informar que Holliday había fallecido. Para ayudar a que se recuperara, el primo de Doc le llevó a Fort Griffin, Texas. Fue aquí donde Doc conoció a una prostituta de buenos modales, conocida como Mary Katherine “Nariz Grande” Horony. Ella se convertiría en su único amor conocido.

La verdadera personalidad de Holliday​

Los que trataron con Holliday tienen distintas opiniones acerca del tipo de persona que era. Algunos de sus contemporáneos le describen como "un caballero de temperamento tranquilo”, mientras otros aseguran que tenía “un carácter irritable” y “una personalidad ingobernable”.
Pero según cuenta el propio Doc, ha sido arrestado diecisiete veces, emboscado cinco y en cuatro ocasiones ha escapado de ser colgado. Cuando le preguntaron si alguna vez tuvo problemas de conciencia, respondió al periodista: “Tosí mi conciencia junto a mis pulmones hace muchos años”. Aunque gran parte de la reputación de Doc Holliday puede haberse exagerado, su relato es lo suficientemente creíble como para que aparezca en los libros de Historia.

Wyatt Earp entra en escena

Uno de los forajidos del lejano oeste más famosos es Wyatt Earp. Sin embargo hubo un tiempo antes de que se dedicara al crimen, en el que estaba al otro lado de la ley: era sheriff. Se sabe que Holliday conoció a Earp antes de que cambiará de vida, aunque hay pocos detalles de este encuentro.
En aquel tiempo Wyatt Earp seguía la pista a un forajido conocido como Dave “El Sucio” Rudabaugh. Holliday había estado apostando con Rudabaugh y, eventualmente, acabó dando a Earp información sobre su paradero. Pero esta no sería la última vez en la que Earp y Holliday cruzaban sus caminos.

Salvando la vida a Earp​

El siguiente encuentro entre los dos hombres sería en Dodge City. Earp estaba persiguiendo a unos cowboys (los informes indican que eran entre dos y cinco) que se metieron en el Long Branch Saloon. Daba la casualidad de que Holliday estaba en la zona buscando trabajo como dentista y ese día se encontraba, cómo no, jugando en la trastienda del bar.

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Los cowboys comenzaron a destrozar cosas y a acosar a los clientes. Cuando Earp entró a la taberna, los vaqueros apuntaron sus armas hacia él. Parecía todo perdido hasta que Holliday encañonó al líder de la banda, provocando que todos solataran sus armas. Aunque no hay registradas noticias en los periódicos sobre el incidente, Earp siempre reconoció que Holliday le había salvado la vida. Los dos se volvieron íntimos amigos.

Nunca más un dentista​

Aunque era de sobra conocido por sus peleas y su afición al juego, hasta ese momento Holliday continuaba trabajando como dentista en sus distintas travesías por el país. A medida que pasó el tiempo, también se le empezó a conocer por el pobre trato que daba a sus clientes. Abandonó la odontología por completo en 1878, pero para entonces ya se había ganado el sobrenombre de “Doc”.

Doc aún padecía los síntomas de su tuberculosis y en 1878 se mudó a Las Vegas, donde había tratamientos de aguas termales. Decían que ayudaban a aquellos con problemas pulmonares. No obstante, las leyes anti-juego que existían en ese momento en Las Vegas, hicieron que volviese a Dodge City. No sería durante mucho tiempo.

Nuevos territorios​

A finales de la década de 1870, tanto Holliday como Earp se movieron al oeste. Holliday volvió a Las Vegas con su amante Mary Horony con la intención de abrir unas cuantas tabernas. Earp renunció a su puesto de sheriff para marchar a Tombstone, Arizona, aprovechando la fiebre de la plata. Aunque Holliday hasta entonces había fracasado en sus aventuras buscando oro, decidió unirse a Earp en Tombstone.

En estos nuevos territorios había poco que hiciera frente al crimen organizado. Así que no le resultó difícil a Earp, dada su experiencia en el puesto, que le nombrasen sheriff de Tombstone.

El incidente de la diligencia​

Era común que Holliday y su amante se vieran envueltos en peleas de borrachos. Pero las cosas se volvieron especialmente feas en 1881. Tres vaqueros robaron una diligencia con dirección a Tombstone y terminaron matando a algunos de los pasajeros. Los rumores apuntaban a Doc como líder del grupo. Más tarde, Horony lo confirmó mediante un testimonio al sheriff Bhan, de Tombstone.
Holliday fue arrestado inmediatamente. Afortunadamente, su amigo Wyatt Earp acudió al rescate. Buscó a testigos que pudieran afirmar que Holliday se encontraba en otro sitio en el momento de los hechos. Horony admitió más tarde que estaba borracha y que la obligaron a firmar un testimonio que no entendía.

El incidente de Ike Clanton​

Puede que renunciara a la carrera de dentista, pero Holliday ciertamente no dejó su viejo hábito de meterse en peleas. En octubre de 1881 tuvo un altercado con un hombre llamado Ike Clanton, en la taberna Alhambra. Holliday retó a este hombre a un duelo, que no llegó a ocurrir, al encontrarse Clanton desarmado. Decidió provocar al lugareño, diciéndole que era él quién había matado a su padre.

Clanton no podía dejar pasar tal ofensa. La siguiente mañana cogió su arma y fue a buscar a Holliday, al que despertó con amenazas de muerte. Se dice que Holliday gritó: “¡Si Dios permite que me vista, este hombre me va a acabar encontrando!”.

Un duelo se convierte en una batalla​

Nunca sabremos quién habría ganado si Holliday y Clanton se hubieran batido en duelo. Lo que sí sabemos es que los hermanos Earp llegaron y pusieron fin a las amenazas del vaquero. Le desarmaron y le llevaron a la cárcel. Una serie de colegas forajidos respaldarían a Clanton mientras estaba entre rejas: su hermano Billy Clanton, Frank y Tom McLaury.

Ike pagó la fianza y fue puesto en libertad. Ahora Holliday y los hermanos Earp no solo tenían que enfrentarse a Clanton sino también al resto de vaqueros que le apoyaban. Existen muy pocos detalles de lo que ocurrió a continuación. Pero lo que sí se sabe es que se produjo un tiroteo entre los dos bandos. Treinta balas fueron disparadas en menos de un minuto.

El tiroteo del O.K. Corral​

Cuando volvió el silencio a las calles, se vieron los resultados: Holliday estaba herido. También Morgan y Virgil Earp. Ike Clanton había huido, mientras que Billy Clanton y los hermanos McLaury habían muerto instantáneamente. En algunos informes se dice que Doc fue el responsable de las tres muertes.


Este tiroteo, breve pero sangriento, ha pasado a la historia como una de las batallas más épicas del salvaje oeste. La pelea no tuvo lugar en el OK Corral, tal y como ha quedado registrado, sino seis cuadras más allá. Pero el nombre de OK Corral sigue relacionándose con el suceso a día de hoy.

Vengar a Morgan​

Este no fue, desde luego, el fin de los problemas en Tombstone. En marzo de 1882, Morgan Earp fue víctima de una emboscada, donde resultó muerto. Wyatt Earp juró vengarse de los vaqueros que asesinaron a su hermano. Como no podía ser de otra manera, reclutó a Holliday para que le ayudara en su cruzada. El hombre al que creían responsable era Frank Stillwell. Le encontraron escondiéndose en unos vagones de ferrocarril junto a Ike Clanton. Se cree que los dos hombres esperaban a Virgil Earp para tenderle una emboscada. Más tarde hallaron a Stillwell muerto junto a las vías de tren. Su cuerpo estaba cosido a balazos ¿Quién podía haber sido?

El lado equivocado de la ley​

Con la muerte de Frank Stillwell, los cinco comisarios pasaron a ser prófugos de la ley. Un sheriff anunció una recompensa por su arresto. Ni siquiera esto les disuadió de saciar su sed de venganza, así que se movieron al pueblo de Iron Springs.
Ahí encontraron a ocho de los hombres que buscaban. Se acercaron a ellos sigilosamente, para después abrir fuego. La banda de Holliday y Earp consiguió matar a tres de los cowboys, sin que hubiese ninguna baja de su lado. Tras esto, decidieron marcharse a Arizona para evitar el arresto.


Dejando atrás la banda

Viajaron kilómetros juntos a través de Nuevo México, pero para cuando habían llegado a Albuquerque, Wyatt Earp y Doc Holliday discutieron acaloradamente. Holliday decidió dejar al grupo atrás y buscarse la vida en Colorado.
Siempre inquieto, en 1882 se movió una vez más. Esta vez a Glenwood Springs. Tenía la esperanza de que las aguas del lugar consiguieran aliviar su tuberculosis. Resultó ser un craso error. Fue arrestado nada más poner un pie en Denver, acusado de asesinar a Frank Stillwell.

Earp reaparece​

Las noticias del arresto llegaron hasta Earp. A pesar de las diferencias entre los dos hombres, Earp hizo todo lo que pudo para ayudar a su viejo amigo. Le preocupaba que Earp no recibiera un juicio justo en Arizona, así que trató de que le dieran traslado. Earp le pidió un favor a otro viejo amigo: el jefe de policía de Colorado, Bat Masterton.


Masterton insistió para que llevaran a Holliday a Colorado, ya que ahí también tenían una orden de arresto. El plan funcionó a la perfección y Holliday fue liberado tan solo dos semanas más tarde. En junio de 1882, Earp y Holliday tuvieron la oportunidad de resolver sus diferencias.

La muerte de Johnny Ringo​

A comienzos de 1882, Holliday se enemistó con un hombre llamado Johnny Ringo. Sospechaba que había formado parte de la emboscada que mató a Morgan Earp. No mucho después, se encontró a Ringo muerto junto a un árbol con un revólver en la mano. El juez consideró su muerte un suicidio.

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Hay quien piensa que Ringo se mató a sí mismo. Otros no. Como un historiador que asegura haber encontrado manuscritos de la tercera esposa de Earp. En ellos detalla cómo su marido y Holliday viajaron a Arizona para matar a Ringo. No obstante, teniendo en cuenta que entonces existía una orden de arresto a Doc en Arizona, resulta improbable que se hubiera arriesgado viajando al estado.

El fin de Holliday​

La salud de Holliday comenzó a declinar rápidamente. Recurría al alcohol y al láudano para aliviar sus síntomas. Hacia 1887 emprendió un nuevo viaje a Glenwood Springs, buscando remedio para su tuberculosis. Lo triste es que, probablemente, los vapores sulfúricos de las aguas empeoraron su condición.


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Holliday estaba agonizante. Pasó sus últimos días atendido por Mary Horony y algunas enfermeras. Se dice que mientras yacía tumbado, miró a sus pies descalzos y exclamó: “Maldita sea, esto es divertido”. Holliday siempre creyó que moriría con las botas puestas durante un tiroteo.

El legado de Holliday​

Doc Holliday murió en noviembre de 1887 pero su leyenda pervive. Su fama no ha hecho sino crecer después de su muerte. En su obituario se podía leer: “Pocos hombres han sido más conocidos por cierta clase de personas de mundo. Pocos hombres con su carácter han tenido más amigos o defensores más fuertes”.
Su amigo de toda la vida, Wyatt Earp, también le elogió después de su muerte: “Encontré en él un amigo leal y una compañía impagable”. Holliday es considerado como una de las figuras legendarias del salvaje oeste, y a pesar de su muerte prematura, su vida no ha dejado de inspirar libros, series de televisión y películas.

Tombstone en la gran pantalla​

Una de las muchas películas existentes inspiradas en las hazañas de Doc Holliday es ‘Tombstone’, estrenada en 1993. Durante esta época el género del western estaba en claro declive, así que no había muchas esperanzas puestas en el proyecto. Con todo, los productores consiguieron reunir a un increíble equipo de talentos.
En los papeles protagonistas estaban Kurt Russel y Val Kilmer, entonces estrellas de primera plana. Los papeles secundarios no eran para nada despreciables, con Sam Elliott, Bill Paxton y Powers Booth participando. Además, ‘Tombstone’ estaba narrada por la leyenda Robert Mitchum.
Como director novato, pronto quedó abrumado por la tarea de filmar una película tan grande. Fue relevado del puesto por George P. Cosmatos. Debió ser una gran decepción para Jarre, pero Cosmatos aportó su toque particular que hizo que la película sea la que es hoy.

Bombazo en taquilla​

Había preocupación sobre los números que iba a hacer la película en taquilla. Sin embargo ‘Tombstone’ probaría que el amor del público por los westerns todavía era fuerte. Se estrenó en Nochebuena y recaudó 56’5 millones con un presupuesto de 26 millones.

No solo tuvo la aprobación del público general; ‘Tombstone’ dio en la diana con la crítica. La película tiene una valoración del 74% en la página web Rotten Tomatoes y ha sido nombrado “uno de los 5 mejores westerns hechos nunca” por la revista especializada True West.

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Justiciero
Retrato de Iron White Man, un nativo americano sioux, alrededor de 1900.

En 1898 la fotógrafa neoyorquina Gertrude Käsebier (1852-1934) se embarcó en un proyecto profundamente personal, creando un conjunto de grabados que se clasifican entre los más convincentes de su célebre cuerpo de Käsebier estaba en el umbral de una carrera que la establecería como la retratista principal de su tiempo y una extraordinaria fotógrafa de arte. Su nueva empresa se inspiró al ver el gran desfile de la compañía del Wild West de Buffalo Bill en camino al Madison Square Garden durante varias semanas de actuaciones.

Käsebier había pasado su infancia en las Grandes Llanuras, y conservó muchos recuerdos vívidos y felices de jugar con niños nativos americanos cercanos. Rápidamente envió una carta a William "Buffalo Bill" Cody (1846-1917), solicitando permiso para fotografiar en su estudio a los indios sioux viajando con el show. En pocas semanas, Käsebier comenzó su proyecto único y especial fotografiando a los hombres, mujeres y niños indios, formal e informalmente. Se desarrollaron amistades, y su fotografía de estos nativos americanos continuó durante más de una década.

Retrato de perfil de Iron White Man, que lleva dos cuerdas de cuentas, un anillo circular en su cabeza, una camisa a medida y un chaleco.

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Justiciero
De esclavo a Marshall la increíble historia de Bass Reeves.
Primer representante de la ley de color en el viejo oeste.

La figura de un vaquero negro es atípica porque el cine y la TV nos han dado una imagen falsa del Oeste. En realidad, uno de cada cuatro vaqueros estadounidenses era afroamericano. Del mismo modo, un agente de la ley negro tampoco se asocia con la imagen popular que tenemos de uno de los iconos más clásicos del Oeste americano, la que ha perdurado hasta hoy a través del western.

Por tanto, no es de extrañar que el nombre de Bass Reeves resulte prácticamente desconocido para la inmensa mayoría de la gente, tanto en su propio país, los Estados Unidos, como para el resto del mundo. Sin embargo, la vida de Bass Reeves posee la materia a partir de la cual se crean las leyendas.


Bass Reeves era un antiguo esclavo que pasó gran parte de su vida haciendo cumplir la ley en el lugar más violento y sanguinario de los Estados Unidos. En aquel entorno hostil y peligroso, este afroamericano no solo se convirtió en uno de los mejores hombres de la ley que hubo en todo el salvaje Oeste, sino que fue ampliamente conocido y respetado durante su vida, lo que hace que sus logros resulten todavía más extraordinarios. Reeves era excepcionalmente experto en la detención de fugitivos y forajidos, y sus hazañas fueron legendarias. Sin embargo, salvo la excepción de unas pocas referencias publicadas aquí y allá, los historiadores norteamericanos no volvieron a ocuparse de él. Fue una leyenda durante su vida, pero fue olvidado por la historia.

Bass Reeves fue el primer marshal negro al oeste del Misisipi, algo que por aquel tiempo resultaba bastante insólito. El marshal Reeves sirvió además en los territorios indios de Oklahoma, el lugar más mortal para los representantes de la ley de todo Estados Unidos. El relato de su valentía, habilidad y firmeza en el cumplimiento de su deber se encuentra documentado en los periódicos y los casos judiciales. Por desgracia, Bass era analfabeto y no dejó ninguna carta o diario. Durante sus treinta y cinco años de servicio, detuvo el mayor número de fugitivos de la ley, algunos de ellos extremadamente peligrosos. Era un rastreador obstinado con reputación de conseguir a su hombre. Se estima que llevó a más de 3.000 delincuentes ante la justicia.

Reeves lucía catorce muescas en su revolver, pero nunca fue herido. Cuando el racismo era generalizado, se ganó el respeto de sus colegas como el mejor agente del territorio indio. Siempre decía: “nunca disparo a un hombre si no es necesario, y solo lo hago en cumplimiento del deber y en defensa propia.”
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B ass Reeves nació esclavo -en julio de 1838- en el condado de Crawford, Arkansas. Era propiedad de William Steele Reeves, un rico propietario y legislador del Estado. Bass recibió el apellido de su amo como era costumbre entre los negreros. La familia Reeves, junto con sus esclavos, se trasladó a Texas alrededor de 1846. A la muerte del senador Steele, Bass pasó a manos de su hijo, el coronel George R. Reeves, quien fue primero sheriff y más tarde congresista, hasta su muerte por rabia en 1882. De niño, comenzó trabajando de aguador en las plantaciones hasta que pudo ser destinado a trabajos mas pesados.​

Cuando estalló la guerra civil en 1861, el coronel Reeves le llevó con él como sirviente personal, y ambos combatieron por la Confederación. No están claras las circunstancias de cómo y cuándo Bass dejó a su dueño, pero en algún momento de la contienda obtuvo su libertad. Una de las versiones cuenta que tuvieron un altercado a las cartas, Bass pegó a su amo y tuvo que huir. Otros creen que simplemente escapó para ser un hombre libre, como habían hecho tantos otros esclavos negros.
 
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Réplica denix de posiblemente la pistola más usada por los colonos y los ejércitos.
Diseñada por el armero francés gribeaubal en 1820 , poco después de empezaría a fabricarse en masa la kentucky ya hecha en América


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Los sewee

la tribu americana que se extinguió intentando llegar a Inglaterra en canoas


¿Por qué conformarse con un beneficio minúsculo del intermediario si en el mercado final se puede conseguir un precio muy superior? Ésta es la estrategia comercial que decidieron adoptar los indios sewee en el último cuarto del siglo XVIII, cuando se cansaron de que los colonos ingleses les pagasen por las pieles que les vendían una cantidad ridícula comparada con la que ellos obtenían al venderlas en Inglaterra. Así que construyeron canoas suficientes para la mayor parte de la tribu y se lanzaron a remar a mar abierto intentando llegar a aquel país para vender directamente. La inaudita aventura, claro, no acabó bien.


Sobre los sewee no se sabe gran cosa porque ya no existen como tales. Dejaron de hacerlo hace mucho, cuando el poco más de medio centenar de individuos que sobrevivieron, por haberse quedado en tierra, se fusionaron con sus vecinos catawba en una fecha posterior a 1715. De éstos quedan hoy algo menos de tres millares en una reserva de Rock Hill (Carolina del Sur), pero se calcula que en en siglo XVI, cuando establecieron el primer contacto con los europeos, superaban los ocho mil.
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Los sewee, en suma, habitaban la parte este de Carolina del Sur; lo que era el curso inferior del río Santee hasta el Ashley, en el actual condado de Berkeley, donde ya empezaba el territorio de los etiwaw. No se sabe qué idioma hablaban, aunque dada su vinculación final con los catawba seguramente perteneciese al grupo siouan, el mismo que usaban los crow y la familia sioux (dakota, lakota, iowa, mandan, assiniboine, omaha…). En 1670 recibieron una nueva visita desde el mar, pero de gentes distintas. Eran colonos británicos enviados por Sir George Carteret, el potentado al que Carlos II de Inglaterra había concedido la propiedad de las provincias de Carolina y Nueva Jersey en agradecimiento a la fidelidad demostrada durante su exilio, antes de la Restauración.

Los colonos desembarcaron en el lugar que bautizaron como Sewee Bay, hoy en día Bulls Bay, entre el cabo Romana y Port Royal (no lejos de Charleston). Inicialmente fueron recibidos con hostilidad, pero luego supieron ganarse a los indios con baratijas, iniciando un intercambio comercial de cuentas, anillos de latón y tabaco a cambio de pieles y provisiones. Los ingleses, además, se comprometieron a ayudarles a defenderse de los españoles y de los indios westoes, que, según cuentan las crónicas, tenían «fama de ser comedores de hombres». En efecto, estos últimos fueron vencidos y la alianza se asentó plenamente, tanto en el plano militar como en el económico.

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Así, los sewee recibían una libra de pólvora y treinta balas por cada piel que llevaban, si bien para 1696 la relación ya no parecía tan amistosa porque hubo un proceso en el que un magistrado dictaminó que cada cazador indio debía proporcionar al menos una piel anual so pena de azotes. Además, poco a poco los blancos habían crecido y, por tanto, empezado a expandir su territorio. Los sewee no lo vieron con buenos ojos, evidentemente, pero poco pudieron hacer porque se vieron afectados por dos inesperadas circunstancias: el alcoholismo y las enfermedades del viejo continente.

De alguna manera, averiguaron que de las pieles que vendían a los ingleses (ciervo, oso, bisonte, castor…), sólo cobraban el equivalente a un cinco por ciento del precio al que éstos las revendían en Inglaterra. Y a alguien se le ocurrió una solución que desde su punto de vista resultaba lógica, pero desde el nuestro evidencia una gran ingenuidad: ir ellos mismos a comercializarlas allí. Para eso, tenían que atravesar el océano Atlántico; obviamente, no se imaginaban la distancia que había, creyendo que bastaría con remar hacia el mismo punto del horizonte por el que veían aparecer los barcos.

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No contaron con los elementos y cuando meses después, en 1701, aquella inaudita cantidad de cáscaras de nuez, algunas de las cuales incluían velas de estera, se hizo a la mar, se perdió de vista y sufrió los embates de una violenta tempestad que dio al traste con su sueño. Los vientos y el oleaje destrozaron sus precarias embarcaciones y provocaron el ahogamiento de la mayoría; los supervivientes fueron recogidos por un barco inglés que aprovechó la ocasión para reducirlos a esclavitud y venderlos en las Indias Occidentales.


Así se extinguió aquel pueblo, pues según un censo realizado en 1715, poco antes de la Guerra Yamasee (que durante dos años enfrentó a los colonos británicos con una coalición de tribus), quedaban únicamente cincuenta y siete sewees en Carolina del Sur.

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Africalibre40

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Es como aquel que dice soy indio y me he tirado una nativa y al nativo se la tira otro de su tribu y al final el jefe de la tribu se ha montado a todos... en definitiva al final el jefe las ha petado a todos

Saludos
 

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“Perros Soldados” de los Cheyenne.

De todas las tribus típicas de las Llanuras, los cheyenne eran los más distinguidos por sus cualidades guerreras. Pocos en número, vencieron o mantuvieron a raya a la mayoría de los pueblos que se les oponían, y cuando comenzó el movimiento de la civilización europea hacia el oeste, causaron más problemas que todos los demás juntos. En resumen, eran eminentemente guerreros entre pueblos cuyo oficio era la guerra.

Como en otras tribus de las Llanuras , los guerreros de los cheyenne estaban organizados en sociedades u órdenes. Estas sociedades eran organizaciones fraternales, militares y semirreligiosas con privilegios, deberes y vestimenta especiales, y generalmente tenían su origen en algún héroe o curandero de una cultura mítica. Cada sociedad tenía sus propias canciones y rituales secretos y exigía ciertas observancias y normas a sus miembros.

De estas organizaciones, ninguna jugó un papel tan importante en la historia de las Llanuras como los “Perros Soldados” de los Cheyenne.
Los Estados Unidos en sus campañas contra los cheyenne gastó un millón de dólares y perdió veinticuatro vidas por cada cheyenne asesinado.


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